Semana Santa: ¡Estamos seguros de que queremos ser amigos de Jesús!
29 jul, 09:20 p. m.
Mensaje de la Hermana Roberta Tremarelli, AMSS, Secretaria General de la Asociación de la Infancia Misionera, al finalizar la Cuaresma, dirigido a todos los niños del mundo llamados a tener un corazón misionero. Queridos niños misioneros, les saludan cordialmente desde La Verna, el lugar donde san Francisco de Asís recibió las muestras de amor de Jesús Crucificado. La Cuaresma llega a su fin y el próximo Domingo de Ramos, Domingo de Ramos, comienza la Semana Santa; es la semana más importante del año para la Iglesia Católica. Dios es el amigo fiel que hizo una alianza con nosotros y no nos traicionará. Jesús, el hijo de Dios, es el amigo fiel, el amigo más excelente en nuestras vidas y debe ocupar el primer lugar en nuestros corazones, porque estamos en el corazón de Dios y tenemos un lugar privilegiado en él, como si cada uno de nosotros fuera único. Así, a partir de este gran amor y de esta fiel amistad, nacen nuestras oraciones. Nuestra oración es una alabanza y agradecimiento al Señor, a Jesús, por su fidelidad. Dios, Jesús nunca nos abandona; nunca nos deja solos, y a través de nuestras oraciones agradecemos y alabamos al Señor por su constante presencia en nuestras vidas. Y en su encuentro y compromiso diario como miembros de la Infancia Misionera, cada día buscan profundizar su amistad con Jesús y llevar su amor a todos. Estamos seguros: ¡queremos ser amigos de Jesús! Por eso, durante la Semana Santa nos comprometemos a estar con Él, a hacerle compañía. Cuando Jesús entró en Jerusalén, «muchos tendían sus mantos en el camino, y otros extendían ramas frondosas que habían cortado del campo, gritando: "¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!"» (Marcos 11:8-10). Unos días después, Jesús compartió la última cena con sus apóstoles. Entonces, Jesús vivió y experimentó en soledad el dolor de la Pasión. Pero hoy nosotros, como sus discípulos, como sus discípulos misioneros, nos comprometemos a permanecer con Él, en unidad con Dios y con María. Durante esta Semana Santa, nuestra oración, nuestra sencilla oración diaria, estará en el corazón de Jesús. Queridos hijos misioneros, nos comprometemos a responder a nuestro llamado, a responder a la amistad y fidelidad de Dios con nuestra oración, a estar con Jesús. Al escuchar y leer la Palabra de Dios, el Evangelio, podemos experimentar el asombroso amor que Dios nos tiene; podemos experimentar su cuidado. Por eso, respondemos con nuestras oraciones al corazón de Jesús, acompañándolo en la Pasión y alcanzando así con él la alegría de la resurrección, para compartir con todos que Él ha vencido a la muerte. Los invito a permanecer vigilantes y valientes con Jesús, con los ojos y el corazón abiertos a los acontecimientos de la Pasión, a sus palabras, a sus acciones y a su silencio. Estén siempre dispuestos a dar testimonio de nuestra fe en Él. Sin temor a fracasar, Él nos ama incluso si tenemos miedo, incluso si no podemos hacer lo que queremos. Permanezcamos con Jesús, sin decepcionarnos por lo que suceda, pero siempre confiados en su promesa. Acompañemos a Jesús sufriente hasta el final. Recordemos que durante su misión, Jesús siempre acogió a los niños, y ahora nos toca a nosotros acogerlo. Oremos con Jesús para ser fuertes contra el mal. Miremos a Jesús crucificado y resucitado para conocerlo y ser sus testigos. Queridos niños misioneros, les deseo a todos ustedes, a sus padres y animadores, a los sacerdotes y hermanas una fructífera Semana Santa y una feliz Pascua.