El lunes 6 de febrero de 2023, a las 4:17 a.m., un terremoto de magnitud 7,8 sacudió nuestro país, Siria, y la vecina Turquía, seguido de tres réplicas más durante el día. La ciudad de Alepo, muy cercana al epicentro, fue duramente golpeada. Este terremoto masivo fue una catástrofe devastadora que se sumó a la miseria y desesperación causadas por once años de guerra.
La situación en Alepo, semanas después del terremoto, era catastrófica, con caos y desolación. Los habitantes tuvieron que huir de sus casas y refugiarse en sus coches o en las calles, bajo una lluvia torrencial. Lo primero que hicimos para dar cobijo a la población fue abrir las iglesias y los jardines de los monasterios. Este terremoto de pesadilla ha añadido otra espina a las heridas de nuestra población agonizante.
Siria vive una tragedia real. Según los últimos informes de la ONU, más de la mitad de la población vive en la pobreza, sin mencionar las sanciones y la Ley César. El país sufre una escasez de productos vitales para la vida diaria: no hay electricidad, ni combustible para calefacción, ni gasolina, y la inflación crece debido a la devaluación de la libra siria. Es un verdadero estado de desesperación y angustia.
En medio de esta crisis generalizada y gracias a la movilización de jóvenes y grupos scouts, logramos socorrer a personas en situación de necesidad, proporcionándoles mantas y comidas con nuestros fondos, ya vacíos tras años de guerra y por la dificultad —o incluso imposibilidad— de recibir ayuda de compatriotas en el extranjero. Las transferencias están prohibidas y el bloqueo nos mata lentamente. El frío, el hambre y la inseguridad son nuestras sombras diarias.
Hoy, meses después de esta catástrofe, comprendemos la magnitud del desastre y vemos que solos no podemos cubrir las necesidades económicas para reparar los daños. La mayoría de los cimientos de las casas han sido afectados y requieren restauración urgente para que los habitantes puedan regresar con seguridad.
Nosotros, los cristianos en Siria, cuna del cristianismo, llevamos más de una década sufriendo, con una generación de adolescentes que solo ha conocido miedo e inseguridad. Somos la sal de esta tierra antes bendecida y esperamos seguir siéndolo. (Antes de 2011, representábamos el 12% de la población siria; hoy, los cristianos son menos del 4%.)
La tragedia en cifras:
Fallecidos: 8.476 (solo en Siria; en Turquía murieron 50.783)
Familias afectadas: 91.793 (414.304 personas)
Supervivientes rescatados de los escombros: 1.553
Edificios que deben demolerse: 4.444
Edificios que deben reforzarse para un retorno seguro: 29.751
Edificios seguros pero que requieren mantenimiento: 30.113
Ayúdennos a sostener a los fieles que han permanecido para proteger la cuna del cristianismo, brindándonos apoyo económico y psicológico. Ayúdennos a que nuestros gritos de auxilio lleguen a los oídos sordos de los líderes mundiales, para que sus corazones heridos y sus ojos cegados se abran y sientan compasión por un pueblo que ha sufrido y sigue sufriendo martirio. Recen para que nosotros, siervos de la Iglesia, tengamos la fuerza de consolar a nuestro pueblo y ayudarlo a reencontrar la fe y la esperanza en días mejores.
Quisiera cerrar este humilde testimonio invitándolos a unirse a mí para implorar a la Virgen María y a San Antonio de Padua que mantengan la paz en nuestro país:
“Oh San Antonio, el más bondadoso de los santos, tu amor por Dios y por sus criaturas te ha merecido poderes milagrosos en la tierra. Te imploramos que intercedas por nosotros. Susurra nuestra petición a los oídos del dulce Niño Jesús, que amaba acurrucarse en tus brazos. Protege a nuestro país y a nuestro pueblo de desastres naturales y humanitarios. Oh San Antonio, santo de los milagros, cuyo corazón estaba lleno de compasión humana, te rogamos. Atiende nuestras súplicas y te estaremos eternamente agradecidos.”
El autor es el Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias en Siria.
Inmediatamente después del terremoto que golpeó al país, OMP EE.UU. lanzó una campaña en línea a través de su plataforma de recaudación www.missio.org. Se recaudaron cerca de 900.000 dólares, convirtiéndose en el proyecto más exitoso de la plataforma hasta la fecha. Esto se logró en gran parte gracias a la extraordinaria generosidad de los católicos de Los Ángeles y de la oficina local de Misiones, que recaudaron 425.000 dólares. Los fondos están siendo destinados a la reconstrucción de iglesias en ambos países.
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